Fuerza me piden los molinos de viento, extendidos sobre mil, cinco mil millones de hectáreas. La entrega del tiempo que es suave, pero cómo se ve. Del sueño con ninfas rescato una mujer brillante, goteando un líquido espeso y me salpica también. Otras sombras sinuosas, magnificadas, bailando después de la luz. Esa luz que ahora vino por ruedas dentadas girando con gracia. La represa sentada...
HR
sábado, 25 de agosto de 2007
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