Le tembló la voz y miró hacia un lado,
lo corretearon calle abajo, hasta la esquina.
Un perro lo mordió pasito.
Los vientos pasaron aullando,
flotaba en otro mundo la luna.
A las tinieblas de fuego azul cantó el gallo
despuntó el amanecer
Contaron las vacas y se habían perdido tres.
Los que saben dicen que es el tigre
rondando por ahí
Miguelito, viejo y ciego,
me ha pasado su escopeta
Hensli Rahn
sábado, 25 de agosto de 2007
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